26 de octubre de 2011


A veces añoré lo que no tuve, no supe distanciarme del duelo que me cuidaba con su aliento,

Toqué unas manos que desprendían rencor…entonces miré a través de la niebla de sus ojos donde me solía perder y vi alguien que nunca fue, ni siquiera intentó serlo y comprendí entonces que los fantasmas pueden ser de carne y se reflejan en los espejos y empecé a notar cómo me mareaba la melancolía, como me cansaba el miedo…fue en ese instante cuando recogí mi imagen, construí mi trinchera y combatí contra la ingenuidad, las pesadillas y los paros cardiacos. Y así poco a poco todo aquello se perdió, se evaporó, todo quedó en un silencio tranquilo. Y caminé, y caminé, a veces tropezaba y en el tropiezo se abrían mis heridas, pero aprendí a llevar un botiquín de primeros auxilios.

Ahora con las heridas curadas, de sobras sé que hay vida hasta que se muere, que el futuro es el presente, y que no podría separarme de mi confianza, así es como se avanza (me salió rima).Ahora sé que siempre se está a tiempo de empezar, de aprender, de volar, de ver, de reír de sentir, de celebrar, de intentarlo de nuevo. Quiero cerrar los ojos y respirar hondo, porque sé que cuando los habrá estarás ahí conmigo, porque sé que no estarás solo, porque yo estaré contigo.

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