16 de febrero de 2011

Y ENTONCES...


a veces me canso y me da por no seguir caminando,hay días que suelo escuchar el primer sollozo del día con la pena mirándome, reflejada en un espejo que deforma la realidad disecada y que duerme en un museo de escarcha.

Y en esos días que se despiertan en fragmentos de lucha, mi surrealismo me hace más débil, y intento volver a mi baile que muere en mis brazos, en salones de tarde tibias que prosiguen por el silencio oscuro del largo pasillo con mil ventanas cerradas y empañadas, tan oscuro que me da miedo continuar por el y entonces empiezo a cantar, a cantar sin abrir la boca, Y a disfrazarme con boas de plumas de luto y con pendientes de llanto,y pasan por mi mente fragmentos de poemas muertos, y busco en mi desván donde solía jugar, viejas luces de candilejas y cortinas de terciopelo rojo que me puedan cubrir y así no me encuentren los mendigos que pasean por mi tejado, cantando en sidemol la canción del olvidado al llegar la noche, cuando viene la muerte bostezando lamentos, buscando en tus viejos baúles donde habitan tus recuerdos palabras para convencerlos de que se escapen con ella.

Entonces me da miedo, y bajo la cortina del te quiero, me quedo dormida, dándome la mano, agarrada a mi miedo, el cual lo hago amigo,para que no me pueda hacer más daño.

Entonces me da miedo entrar en la morada del no puedo, y así me quedo dormida, apenas con mi silencio triste, sin un cuento antes de antes de dormir, solo con un beso de buenas noches que me da la soledad, y con una poesía de esperanza que me dedica el destino, y bajo la sonrisa del payaso, me duermo.

Y vuelve a amanecer, y levanto la cortina, esa roja de terciopelo, y de pronto todo ha desparecido, y vuelvo a correr, y saltar, y en el el tejado de mi desván hay palomas, y las miro y sonrío, son blancas, blancas como la paz que ha vuelto para decirme hola.

Seguramente no lo entiendas, tampoco te lo pido, es solo que las personas, tenemos días oscuros, grises, blancos, azules, verdes o rojos, solo es eso, nada más importante.

Afortunadamente, tengo más ilusión que pena, si no, no me levantaría nunca, afortunadamente, casi nunca quiero dar pena, aunque a veces me ahogue en mi misma y me pierda en el fondo del lago más frío de mi planeta, pero entonces me subo al desván y...