26 de octubre de 2011

Tic-Tac


Miro el reloj y son las cinco, el mismo tiempo en el que voy a caminar, en el que estiro los brazos y descansan mis dedos de las sesenta, setenta ,ochenta teclas ahora no lo sé, solo sé que vuelvo a mirar la hora y son las seis, y me faltas en el espacio, y pienso que tal vez podría ir a visitarte, pero sin que me veas, por si acaso pueda molestar, pero sí que me notes y que me sientas, la cuestión es que miro el reloj y son las siete y me da tentación de coger el teléfono y escuchar tu voz, pero sin que me oigas, las siete se me pasa más lenta no sé porqué.

Luego llegan las ocho y creo estar avanzando a tientas, sin importarme el horario y el futuro, tampoco quiero que me importe, y me encanta avanzar a ciegas, claro que aún soy capaz de distinguir un rayo de un relámpago, y lo que avanzo no me importa poco, ni mucho, ni me importa la distancia y el horario, lo que me importa realmente, es alzar la mirada al vacío y encontrarme contigo, y ver más de lo que hemos visto hasta ahora, porque todavía no hemos visto nada, ni pretendo alcanzar a verlo todo, eso sería una imprudencia por mi parte. Mejor no pienso en el tiempo y en las agujas del reloj, prefiero conservar intactos tus ojos en mi pensamiento y saber que tu estarás detrás del tica-tac, alejado de la ausencia que no nos queda bien, a pesar que está muy de moda. Te esperare tal y como eras aunque ya no seas así, yo estaré a unos discretos segundos cerca de ti, y ojala pueda ser yo y estar, ser y que seamos de nuevo lo que en un pasado fuimos antes de ser nosotros. Y mientras… espero, temo, sueño, me inquieto… ¡ah es imposible de nuevo tengo que mirar el reloj!

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