11 de diciembre de 2008

No volveré a amar, no quiero amar nunca más, yo solo quise la vez que fue y ahora me pongo por escudo la farsa por no estar sola. Mi propio derecho de intentar flotar, pero pienso que no quiero amar de verdad, así no me dolerán nuevas heridas, solo las cicatrices pasadas que molestan cuando el tiempo cambia, no quiero morir contigo, yo ya tengo mi día y aunque ya no lo crean pienso como pensaba. Una vez me dijeron que el ser humano tiende a buscar compañía, yo entonces no lo creí, y ahora lo veo muy claro, busqué tu compañía, la sigo teniendo, pero solo es miedo a la señora soledad, soy cobarde sin más, no aprendo a olvidar, y vivo amando a un recuerdo que disimulo cuando llegas a casa, pero duele, duele mucho. Los grandes golpes ayudan a ver las cosas de otra forma totalmente diferente, y aprendes a afrontarlos mejor. Nunca hice nada por evitar todo, y ahora vivo evitando para así no poder caer en mi propias telarañas que tejo en el rincón húmedo y oscuro de mi cueva. Pero no me preocupo, pienso con más claridad y aunque no lo parezca me siento más fuerte y feliz por quien se siente feliz, y feliz porque dentro de esa cuevecita oscura y húmeda el hilo que que tejo casi siempre es de azúcar y no suele durar mucho tiempo, se derrite con el sol que entra por el fondo de la cueva.