29 de diciembre de 2010


EL DÍA DEL DESHIELO

Es la historia de un final, y de un principio.

Todo pasó, en el más profundo invierno de su vida. Todo pasó, en una gran cumbre helada, donde nunca paraba de nevar, donde el hielo siempre hacia que patinase y volviera a caer sobre su mundo frío, un lugar donde los habitantes congelaban todo lo que aparecía a su paso, donde los muros parecían demasiado altos y resbaladizos para saltarlos. A pesar de todo ese crudo invierno que nunca cesaba, dentro de su cuerpo, donde el hielo no podía llegar, notaba que no hacía frío, y que su corazón no paraba de latir, pleno de esperanza.

Pero aquel día que no paraba de nevar, aquel día como otro cualquiera, no más largo que otros días, ni tampoco más corto, aquel día, con más luz, o quizás más oscuro, aquel día, sucedió algo que iba a cambiar su vida. En un momento de éste, estando escondida en el sótano de su tristeza, y entre los murmullos del miedo, vio aparecer a lo lejos, por detrás de la gran cumbre que gobernaba aquel reino, por encima de los hielos y las aguas heladas, a una gran luz, un astro que parecía estar muy lejos, pero que aún así conseguía transmitirle calor. Ella se quedo asustada, y al mismo tiempo admirada por su belleza, y sintió que tenía muchas ganas de conocerlo, porque era diferente a todo aquel sitio del cual nunca había conseguido salir. Brillaba por donde pasaba, transmitiendo calor, un calor que ella nunca antes había sentido. Se preguntó, si a aquel astro le gustaría ser su amigo, así que se presentó, y poco a poco iban estando más cerca el uno del otro, hasta que llegó un día que la luz se acercó del todo a su mundo, y logró que todo aquel hielo, frío, y miedo, desapareciese, consiguió traer el verde y los colores de la primavera. Al desaparecer, pudo ver todo lo que la nieve le había cubierto durante toda su vida, y vio cosas preciosas ante sus ojos, y comenzó aprender y a querer ver todo lo que hasta ahora le habían negado. Ante aquella novedad un día le preguntó a la luz:

ELLA: ¿Tienes miedo?

LUZ: ¡no menos que tú!

ELLA: Entonces ¿qué haces aquí?

LUZ: Quiero descongelar el invierno que cubría mi vida, no quiero volver a ver el frío nunca más. Por eso estoy aquí, cada vez que veo nieve cerca, la derrito con el calor de mi luz. Quiero encontrar siempre la primavera, que se esconde en el corazón del invierno, por eso voy derritiendo la nieve, porque es el sol, el que ahuyenta el invierno del rostro humano, es como cuando la noche termina, y luego viene la Aurora, y con ella la luz.

ELLA: Sí, como un árbol en invierno, nos pensamos que está muerto, sin embargo cuando llega la primavera, vuelve a florecer, y a salir el verde en sus ramas. Ahora que me has quitado el frío, y puedo ver lo que hay debajo de la nieve, ¿me dejas viajar contigo? Quiero ser como el árbol en primavera. Quiero que me enseñes a derretir el hielo.

LUZ: ¿tú sabes lo que me ha costado descongelar tu mundo? No ha sido nada fácil, eran muchos años de invierno, ¡claro que quiero conocerte! creo que tienes demasiado calor para haber estado tantos años en éste lugar, así que no te puedo dejar aquí, pienso que podemos hacer un buen equipo ¿No crees? Mira, ahora me he comprado una furgoneta muy chula, ¿tu vendrías conmigo? veríamos muchos lugares, yo te podré enseñar lo bello que es el mundo, puede ser muy divertido, no es un hotel lujoso, pero puede ser toda una aventura.

ELLA: Si, yo también lo creo, claro que me gustaría ir contigo ¡si será muy divertido! ¿Nos damos la mano entonces, y que siempre sea verano?

LUZ: claro que sí, siempre será verano, no sé, un eterno cuatro de Julio, por ejemplo.

ELLA: Si, el día del deshielo.

LUZ: Recuerda, que aunque venga el frío, nuestro calor es más fuerte que todo, que nuestras promesas no queden solo en palabras, porque éstas si no van seguidas de hechos, no valen nada, solo son palabras ¿lo sabes, Verdad?

ELLA: Ahora no solo lo sé, también lo siento así, viajemos juntos, superemos los obstáculos, y aprendamos a querernos tal cual somos, y a ser como somos cuando estamos juntos, y a perdonarnos los errores, porque aquellos que son fuertes, para perdonar, saben realmente, lo que es amar.

LUZ: ¡Pues venga adelante entonces!

La luz y ella se dieron la mano para emprender su viaje juntos y expectantes ante lo que les esperaba, pero se dieron cuenta, que sin miedo podían superar todos los obstáculos que se pusiesen ante ellos. Porque la fuerza, las ganas de ser feliz, de vivir, de soñar, de reír, pueden con todos los miedos, hielos, rabias, y manías del mundo. Decidieron quitarse fantasmas, y huir de fríos lugares que llevaban a ninguna parte, y así consiguieron ser mucho más que dos aprendiéndose a querer.