24 de octubre de 2008



Vuelan águilas negras alrededor de las cumbres de ladrillo impuestas por nosotros. Las lluvias torrenciales amenazan al hombre que quiere escapar, no lo dejan se convierte en presa fácil para los leones hambrientos, cazador y presa para exibir como trofeo en su guarida disfrazada de hogar, no existe la paciencia, no existe la calma, no existe la paz. Los titanes mueven los hilos de sus marionetas para jugar con ellas y dejarlas tiradas más tarde en un rincón, los que están entre ellos gritan a los pozos sin fondo, respondiendóle éstos con su misma voz, todo parece una burla. El laberinto de los humildes crece a velocidad vertiginosa, la salida cada vez es más complicada. Las nuves lloran ácido, la polución se agarra a nuestro cuerpo sin dejarnos respirar, nuestras plantas se mueren y las flores se marchitan. Es nuestro poder, nuestra creación. Los titanes se creen nuevos dioses y cambian todo escribiendo un nuevo génesis, camino a la destrucción, pero en este no habrá un séptimo día.