16 de mayo de 2008

El suspiró mirando hacia el otro lado del puente metálico que jamás se atrevió a cruzar, sus alocados pensamientos envueltos en plomo no le dejaban alzar los pies para que caminase, nunca quiso hacer el mal, pero no le importaba las consecuencias de sus actos, estar allí, era estar en el reino al que nunca quiso volver y la gente para el eran simples siluetas expuestas a la mediocridad y la simplicidad del ser. Quería dejarlo todo atrás, todo le parecia tan igual que odiaba el simple echo de ser el mismo, por que el mismo seria un ser capaz de combatir todo lo que tenia delante, sin motivo alguno. No quería sentir como sentia, y su problema es que sentía demasiado, ¡que asco! tenía que ser uno más entre todos. Por eso un día cogió sus maletas y se fué en busca de algo que aún no sabia lo que era, pero que lo tenía que encontrar, y no sabía en que parte del mundo lo encontraría. Un día se levantó,como tantas veces y miró por la ventana del cuarto frío y húmedo donde estaba, y allí, en ese mismo instante, allí fuera al otro lado, en la calle lo vió, bajó corriendo las escaleras y fué hacia el, lo cogió y se lo quedo. Lo había encontrado, no tarde, ni prontó, pero lo encontró, solo le bastó verlo y salir a por el. El mínimo esfuerzo, y todo ocurrió a la vuelta de su viaje, en aquel lugar que el siempre rechazó. Allí empezo todo, y allí lo terminó.Solo tenia que sentir más allá de el, todavia cuando lo veo me pregunto si algún día bajaré por las escaleras y cogeré ese algo que me falta, y por fin me levantaré sin tristeza.