5 de abril de 2011


Que cruel amor que camina por mi senda en llamas, lo perdí entre la multitud que gritaba, entre copas rotas de vino, entre sollozos cansados,

se alejó de mi alma que miraba triste frente al espejo observando mi cuerpo desnudo simplemente, simplemente un cuerpo.

No llegamos a cruzar los ríos que nos propusimos, las zarzas nos dejaron llagas, el sol apenas nos miraba, las flores sin aroma florecían cada mes de mayo

y nosotros nos mirábamos de espaldas, y mi boca quedó recordando tus besos, en mi recuerdo vivía oculto algo que desde tan lejos cortaba mi corazón en mil pedazos añorados de ti, mi parcial sordera apenas escuchaba ya mis gritos desgarrados que buscaban pasar las fronteras y llegar hasta ti.

¿Vendrías conmigo? al escuchar tal pregunta mi alma dormía en sueños de lirios ¿vendrías conmigo? al escuchar esta pregunta se descarnaba cada vez más mi criterio.

Si no fuera porque en mis labios selle el silencio de decirte te quiero, si no hiciera amnesia de tu imagen cubica, si no fuera porque te oculto tras mi mirada, hubiera atravesado el océano encendido a golpe de remo y llegado al epicentro del terremoto de mis miedos.

Recuerda que en mi silencio te quiero, y no me olvides, guardame en tus recuerdos, no pierdas mi imagen enérgica, píntame como una mariposa que pasea libre por el espacio tiempo, pero no me apartes nunca de tus recuerdos, recuerda siempre que te quiero.

ANA MARÍA MANZANARES