La noche fue de lo más especial y rara, jamás había estado en un sitio tan oscuro y lleno de tumbas por las paredes, la decoración me pareció muy tenebrosa, claro que esa es la idea, el vestuario de la gente que iba apareciendo según transcurría la noche me iba sorprendiendo, y los maquillajes de las chicas eran sorprendentes. He de confesar que nunca había estado en un sitio así, pero confieso que me gustó, no sé si será malo o bueno, el caso es que me gustó. Quieren hacer un lugar siniestro y luego resulta que es super acogedor, tengo que repetirlo, pude hablar, bailar, reírme y pasarlo bien disfrutando de buena compañía.La persona que me llevo hasta allí se comportó como un verdadero caballero, me trato con el máximo respeto, y tuvimos conversaciones que hoy en día se pueden tener con muy pocas personas. ¿un siniestro éste? pensé yo, ¡pero si es de lo más dulce que existe! aparte de inteligente. La mayoría de la música que sonaba me gustó, aunque lo mejor fue cuando bailamos una de las canciones que más nos gustan a los dos, y cantábamos al mismo tiempo. En ese lugar a diferencia de otros sitios, no te discriminan por no ir vestidos como ellos, al contrario nadie se fijó si yo iba de lo más corriente. He prometido que el próximo día que vuelva iremos los dos de siniestros, porque me gustó mucho como visten. Bueno experiencias nuevas por Barcelona.cuando llegó la hora de irse a dormir, y encendieron las luces, pude ver las caras que llevábamos todos, y se me escapó una leve sonrisa. ¿he de empezar a preocuparme porque me gusten esos lugares tan extravagantes? no lo creo. Lo que sé seguro es que ¡volver vuelvo cuando pueda!, esto queda aquí al lado, aunque no es como nuestro Can Xamar. ¡Ei siniestro!, siempre nos quedará Amadeus. Un beso pequeño príncipe oscuro.